En Enero de 2009, la ISTTF, creada por 49 fiscales generales de Estados Unidos y MySpace, publicó los resultados de un año de trabajos en un informe que resumía los conocimientos que hasta ese momento existían sobre la seguridad online. Concluyó que el ciberbullying y el ciberacoso eran los principales riesgos que enfrentaba la juventud en Internet, que no todos los niños estaban igualmente en riesgos, y que los factores psicosociales y ambientales de cada menor eran más importantes que la tecnología que estaban usando.
Los depredadores online serían, sin embargo el riesgo que más atención (y distorsión) ha recibido desde el comienzo de la Web 2.0. El estudio descubrió que aunque sigue siendo una preocupación que merece más estudio, los contactos con depredadores online no suelen implicar a preadolescentes y casi nunca acaban en secuestro y abuso sexual. E incluso en los casos en que adolescentes se implican en relaciones sexuales con adultos que conocen en la Red, los propios adolescentes acaban implicándose activa y voluntariamente. Según esto, el proceso de grooming puede implicar manipulación pero raramente implica engaño. En casi todos los casos, el o la joven es consciente de la edad e intenciones del adulto. "No son delitos de violencia sexual", opina David Finkelhor, director del Centro de Investigación sobre Delitos contra los Menores de la Universidad de New Hampshire. "Son seducciones delictivas que se aprovechan de las vulnerabilidades habituales de los adolescentes. Los que las llevan a cabo juegan con los deseos adolescentes de romance, aventura, información sexual y comprensión".
Según el estudio no hay consenso sobre si los jóvenes están más en riesgo porque contactan con desconocidos o si los jóvenes previamente en riesgo son más proclives a contactar con desconocidos: por ejemplo, se ha demostrado que los jóvenes depresivos o promiscuos son intensos usuarios de los chats. Hace referencia también a varios estudios que reparten la culpa de estas relaciones entre los adultos y los menores.
La probabilidad de que un/a joven sea dañado/a sexualmente por un conocido de Internet es bastante baja, y la mayor parte de las solicitudes de tipo sexual proceden de sus pares. La inmensa mayoría de los crímenes contra los menores siguen teniendo lugar en el mundo real, mayormente por adultos conocidos. Dado que, al igual que el mundo físico, no es ni posible ni deseable aislar completamente a los niños de los adultos, la mejor protección contra manipulaciones y explotaciones de este tipo es el desarrollo del pensamiento crítico basado en una implicación activa de los padres.
Fuentes: Connect Safely e Internet Safety Technical Task Force